lunes, 9 de marzo de 2015

- Capítulo 2 - 2ª Parte

- Loca -

Un ruido constante y fuerte golpeaba mi pared. Abri los ojos poco a poco y afectado por la luz me puse la mano en la cara.


- ¡Pufff! Maldito ruido - bufé.


Miré el teléfono, las dos y media de la tarde, menuda marmota... Mis ganas de comer comenzaban ha hacerse de notar y mientras mi estomago rugía. 


Fui a la cocina, arramplé con varias cosas del frigorífico y sacié a esa fiera que escondía en mi estomago. Me senté y mandé un mensage. 


- "¡Eh princesita! ¿Que plan de tarde tienes?" - escribí y mandé.


El ruido constante y fuerte volvió a sonar desde el cuarto de al lado. 


- "Que narices estará haciendo que tiene que molestar a todo el vecindario, está mala ¿no? ¿no se puede estar quietita? NO, tiene que llamar la atención. Encima pretenderá que la sirva. Va a ir lista... " - A medida que caminaba hacia el dormitorio el ruido se hacia más fuerte y continuo, a la vez que mi mala leche...


Llegué frente a la puerta, respire tranquilamente y golpee tres veces, como siempre.

No obtuve respuesta...


- María, soy yo, ¿estas bien? - Pronuncié con amabilidad. Algo poco común entre ella y yo.


Seguía sin obtener respuesta...


-¿María? ...


Cubrí con mi mano el picaporte y lo giré, abriendo la puerta poco a poco  sin hacer ruido. - " No vaya a ser que doña remilgada le de la neura y se enfade..." -


Ahí estaba ella, la estirada de la novia de mi padre, sentada en el suelo, cara a la pared e inclinándose de adelante hacia atrás golpeando su cabeza contra la pared.
La sangre le caía por su cara. Desde su frente, se deslizaba en pequeños hileros hasta dibujar las curvas de sus mejillas y agrupándose en el cuello de su camiseta, formando una gran mancha roja. 


Alzó la cabeza, me miró y dejó ver unos ojos absortos en una niebla blanca espesa.


Me acerqué, despacio... 

- María, ¿Estas bien? - solté dudoso, ella me miraba pero no respondía... - ¡MARÍA! - Nada... Sin respuesta.


"Esta mujer está tonta... me mira no responde y está como ida" - Pensé.
Seguía sin respuesta, soltaba unos débiles jadeos y seguía con su mirada fija en mi.  El móvil comenzó a vibrar en el bolsillo. Ella inclinó la cabeza, sus jadeos se hicieron más fuertes, y se puso en pie tambaleándose.


De golpe su expresión cambio, frunció el ceño y bruscamente se abalanzó sobre mi haciéndome perder el equilibrio aunque sin llegar a tirarme al suelo.  La agarré de los hombros empujándola y tirándola hacia atrás así evitaba sus golpes. -"¿De que va? ¡Me está intentando pegar" - Comenzó a soltar dentelladas, abría y cerraba la boca intentando llegar a morderme provocando finalmente que callese al suelo. Hacía fuerza, mucha fuerza. La empujé hacia atrás y me levanté como un resorte. Ella algo aturdida se levanto e intentó volver a abalanzarse sobre mi. 


-No dejo que me chilles, ¿Te voy a dejar que me pegues? ¡Pero de que vas! -Le grité enfadado. A la que volvía ha hacer el intento de agredirme, la agarre de los hombros de nuevo y la volví a tirar al suelo, salí rápidamente del cuarto y atasqué el picaporte con una silla. 


Ella mientras tanto golpeaba bruscamente la puerta, gruñía, pero no hablaba. -"Que agresiva... Espero que no me haya pegado la mierda de virus esa..."


Agarré el teléfono.

"Será ella" - pensé seguro.

Lo desbloquee.


- Tiene un mensaje de voz. -
No, era Sergey. 








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